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Compañero del anterior y siguientes, y con
sus mismas vicisitudes. Es el ejemplo juvenil de santo penitente, contrapuesto al San
Bartolomé (Cat. 105), como la Magdalena se contrapone a Santa
María Egipciaca (Cats. 103 y 106).Al igual que sus compañeros, sufrió en el siglo XVIII una alteración de sus
proporciones por la adición de una banda de tela, en la parte lateral derecha, en la que
se procuró imitar, toscamente, las formas, tan características, de los troncos arbóreos
del pintor.
La composición que se devolverá a sus
proporciones originales cuando sea posible resulta de una extraordinaria elegancia,
con el movimiento descendente del cuerpo juvenil que se superpone, luminoso, sobre la
silueta oblicua del denso tronco del árbol. El paisaje de la izquierda, con los picachos
nevados, subraya, una vez más, la maestría del pintor en el tratamiento de la
naturaleza.
También es lienzo que ha sufrido mucho y su
conservación es muy deficiente, por lo que no ha podido afrontarse su restauración
presumiblemente ardua y larga para la exposición.
Fue grabado por B. L. Henríquez de la Cruz
según dibujo de Manuel de la Cruz.
[A E. P. S.] |