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Es esta una de las obras más importantes de
Ribera en su período central y el hallarse fechada con precisión permite utilizarla como
pieza de referencia, a pesar de que, inexplicablemente, Longhi primero (juzgando sin duda
a través de fotografías obtenidas antes de su restauración) y Felton después, lo
considerasen obra de taller, aunque este último en la actualidad haya reconsiderado su
juicio y acepte plenamente su autografía.A
pesar de su mal estado de conservación, el lienzo resulta de una poderosa intensidad. La
iluminación, fuerte y dirigida, responde directamente aún, a la inspiración
caravaggesca, y tanto en la cabeza de escultura, como en el traje del personaje, o en su
barba, aparece la extraordinaria habilidad del pintor para traducir las calidades de las
cosas. En el fondo neutro sobre el que se recorta la silueta, aparece ya una cierta
vibración luminosa que lo separa del riguroso tenebrismo de los Apóstoles (Cats.
42-55) pero que se advertía ya en el Santiago de 1631 (Cat. 34).
El asunto representado que se supone sea el
Sentido de la Vista, por la estricta analogía con el que forma parte de la serie
pintada en Roma fue durante mucho tiempo identificado como retrato del escultor
ciego Giovanni Gomelli de Gambazzo (1603-1664), de quien Baldinucci ha dejado una
cuidadosa biografía. El padre Ximénez, en su descripción de El Escorial (1764) fue el
primero en citarlo bajo ese nombre, hermanándolo, como ya había hecho el inventario de
1700, con otros filósofos y sabios «héroes de las Ciencias y Artes», citando
expresamente a Euclides, Arquímedes (Cat. 29), «Hisopo» (Esopo) y Crysipo. Los
describe diciendo que «está conjeturando por el tacto la simetría y facciones de una
cabeza, que a media trazar tiene entre las manos».
Ponz suprimió la identificación, y se refiere
al lienzo de modo meramente descriptivo, como «un ciego tentando la cabeza de una
estatua». Trapier, observó, con toda lógica, que habiendo nacido el escultor ciego en
1603, tendría en 1632 unos 29 años, mientras que la figura pintada demuestra tener edad
bastante más avanzada. No conociéndose todavía entonces la serie de los Sentidos
(Cats. 1 y 2), propuso el texto de Mancini como apoyo a su identificación con el
Sentido del Tacto.
Fitz Darby ha propuesto (1966) una
identificación con el filósofo Carneades que, habiendo quedado ciego,
reconoció al tacto un busto de Panisco, divinidad selvática identificada con el joven
Pan. Eso explicaría su inclusión en una serie de Filósofos.
No obstante, y aun siendo perfectamente
verosímil esta última identificación, es posible que el lienzo tenga un doble
significado y que, a través del relato clásico, se procure representar, como se ha
supuesto, el Sentido del Tacto. Al comentar esta iconografía, centrada en la
interpretación de los sentidos, se ha subrayado (Felton, en el Catálogo Fort Worth,
1982, p.97) la intensidad de la concentración que expresa el rostro mientras los dedos
recorren cuidadosamente la superficie del mármol.
La identidad del planteamiento argumental (con el
ciego palpando la escultura, mientras sobre la mesa se encuentra un lienzo, que representa
una cabeza) respecto al Sentido del Tacto de la serie juvenil, hoy en Los
Ángeles, parece autorizar a la interpretación de este lienzo madrileño como Sentido
del Tacto.
Como ha sido ya indicado, el modelo para este
ciego enigmático, es el mismo del Ciego con su lazarillo del Oberlin College
(Spinosa, 1978, n.° 64) lo que quizás podría hacer pensar en la existencia de un modelo
real, ciego de veras, para estas pinturas, firmadas antes de 1632.
[A. E. P. S.] |