San Francisco de Asís en éxtasis
Nº de catálogo:
110

A pesar de ser obra perfectamente firmada y de calidad evidente, esta importantísima composición, no ha gozado de la estima que reclama, y ha llegado a ser por completo desdeñada, seguramente por las dificultades que para su adecuado estudio ofrecía su emplazamiento en El Escorial, y por el repetido prejuicio contra las obras allí conservadas, ciertamente en muy mal estado de conservación casi todas ellas.

La restauración acometida en esta ocasión ha permitido recuperar una obra de gran calidad, que ha de ocupar lugar importante en la producción del maestro en la década de 1640, cuando evidentemente, y debido a la enfermedad sufrida, muchas de las obras salidas de su taller no eran de su mano.

La iconografía responde al modo tradicional de representar el episodio de la imposición de las llagas al santo en el Monte Alvernia, lo que explica los brazos abiertos y el gesto de éxtasis en el momento de recibir los estigmas.

El modelo humano es el mismo usado en algunas otras interpretaciones del santo de Asís, especialmente la de medio cuerpo y carácter más concentrado, de la Galería Pitti de Florencia, firmada en 1643, es decir, el año siguiente a esta sobria y monumental interpretación del prodigio.

De acuerdo con sus preferencias compositivas, tantas veces expresadas, Ribera hace acompañar al santo con unos elementos de la naturaleza que subrayan los aspectos de masa y volumen. Una gran roca, a la derecha, y el seco tronco de una encina, a la izquierda, repiten el ritmo de los brazos abiertos y refuerzan el efecto de solemne majestuosidad de la imagen.

El celaje luminoso, con las acostumbradas nubes argénteas sobre el brillante azul, prestan un fondo abierto a la sólida figura del santo, envuelta en un hábito de parda estameña, del que emergen la hermosa cabeza, intensamente expresiva y las bellísimas manos aleteantes.

La composición debió de ser apreciada, pues se repitió de inmediato en otro ejemplar, de calidad más pobre, pero seguramente salido del taller del maestro, aunque realizado por algún colaborador, y firmado en 1644, que fue donado al Museo del Prado en 1963 por D. Antonio S. Larragoiti y Cordomí y se halla hoy depositado en el Museo de Bellas Artes de Asturias, en Oviedo, desde 1989 (Museo del Prado, n.° 3053).
                                                                            [A E. P. S.]


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