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plaza pública La plaza pública es uno de los elementos más tradicionales en la
historia de la arquitectura y del urbanismo occidental. En el barroco español, la plaza
refuerza su importancia como centro neurálgico de la ciudad, tanto por razones
funcionales, como por la revisión que se hace de su estructura. A sus funciones seculares
se suma su uso como espacio lúdico, donde tienen lugar todo tipo de festejos y
celebraciones populares.

La Plaza Mayor de Madrid
Construida en el siglo XVII por Juan Gómez de Mora sobre la antigua plaza del Arrabal,
la Plaza Mayor de Madrid, conformada con edificios que la rodean, da acceso a un espacio
amplio, prácticamente cuadrado, homogéneo y cerrado, en conexión por varios puntos con
el entramado de la ciudad. Es el ámbito urbano más famoso y significativo de la villa y
corte, protagonista y testigo excepcional del devenir cotidiano, de las fiestas populares
y de las solemnidades públicas de Madrid.

La Plaza Cuadrada del Palacio
del Buen Retiro
La Plaza Cuadrada, con sus cuatro torres en las esquinas, es el espacio más
significativo del conjunto palaciego y un claro exponente de cómo la arquitectura puede
estar al servicio de un espacio vacío. Concebida más como un escenario al que se asiste
desde el interior del palacio, no destaca ningún plano, ningún elemento arquitectónico
o recurso decorativo. La continuidad y la igualdad de sus cuatro lienzos resulta notable
con el balcón corrido en el piso principal, que se utiliza como palco por el rey y la
corte en los espectáculos.

La Plaza Grande del Palacio
del Buen Retiro
Aunque de mayores dimensiones que la Plaza Cuadrada, su valor arquitectónico es mucho
menor. Su alzado pierde una altura y sus crujías son desiguales. Tres de éstas, que
junto con la del Salón de Reinos, configuran la plaza, se destinaron a alojar los
servicios de la corte. Su verdadera finalidad era crear un gran espacio abierto que
sirviera para celebrar grandes festejos populares, en los que el monarca, ocasionalmente,
se mezclaba con el pueblo.

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