Relaciones con las Indias

La dinastía de los Habsburgo tuvo que enfrentarse como soberana del Imperio de las Indias, con problemas de gobierno a larga distancia de una dimensión nunca antes conocida. Las grandes posesiones de ultramar implicaron cuantiosos beneficios, pero también, grandes gastos de hombres, económicos y de reputación. Es a través de las hazañas en el Nuevo Mundo, donde surgió lo que se conoce como la Leyenda Negra del pueblo español.

El ejercicio de gobierno diseñó una estructura administrativa que le permitiera conectar el centro de la monarquía hispánica con el lejano mundo. El rey estaba representado por un virrey, mientras que los territorios estaban representados ante el rey por consejos compuestos por portavoces de aquellos territorios, que reciben información y mandan órdenes a los virreyes.

A esto se añadía un sistema judicial que actuaba como control de los virreyes, por medio del cual cada uno de los territorios tenía su tribunal de jueces, conocido como la audiencia, responsable de administrar la justicia y controlar a los virreyes. Este sistema que funcionaba relativamente bien, dio lugar a la proliferación de funcionarios. El gobierno necesitaba secretarios para redactar los reglamentos, escribanos para transcribirlos y una multitud de oficiales menores para asegurar su cumplimiento. Todo esto requería una inmensa burocracia que había que reclutar y preparar, lo que trajo como consecuencia una gran expansión del sistema educativo español. Fueron los letrados al servicio del gobierno, los que realmente mantuvieron unida la monarquía. Toda su carrera estaba dedicada al servicio de la corona y podían ser trasladados a cualquier parte del mundo si el rey así lo ordenaba.
De todo este entramado, Madrid era la capital burocrática y Sevilla la capital comercial, consecuencia de las demandas económicas del imperio y sus transacciones con el Nuevo Mundo.