Comentario artístico del cuadro

La rendición de Juliers forma parte de la serie de doce cuadros históricos o de batallas que mandó pintar el conde duque de Olivares para decorar el Salón de Reinos con obras de carácter conmemorativo, destinadas a ensalzar el poder de Felipe IV (y de su primer ministro) mediante la representación de sus principales triunfos militares. En 1635, Leonardo plasmó una nueva hazaña del general Ambrosio de Spínola, que en febrero de 1622, y tras seis meses de asedió, tomó la ciudad de Juliers (o Jülich) en la Baja Renania.

En presencia de don Diego Felipe de Guzmán y de algunos soldados con sus picas en alto, Spínola recibe las llaves de la ciudad de manos del gobernador holandés, que se arrodilla mostrando su derrota. El tratamiento del tema y la composición denotan la influencia de Las lanzas de Diego de Velázquez, aunque sin la grandeza de ánimo que imprimió éste a sus personajes.