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¿Qué
es el Salón de Reinos?
«... fue construido durante la década de 1630 en las afueras de Madrid.
Se inició como una modesta ampliación de las habitaciones reales anejas a la iglesia de
San Jerónimo, pero rápidamente se fue convirtiendo en un vasto palacio situado en un
inmenso parque ajardinado.»
Así describen Jonathan Brown y John H. Elliott
dos de los grandes historiadores anglosajones de la Edad Moderna española el
gran proyecto arquitectónico que protagoniza esta exposición: el Palacio del Buen Retiro
de Madrid y su estancia más representativa, el Salón de Reinos.
¿Quién no conoce, aunque sea parcialmente a través de libros, fotografías,
películas o manifestaciones artísticas, el esplendor de la época regida en España por
Felipe IV y su privado, el conde duque de Olivares? Esta exposición pretende recrear, con
las posibilidades que nos ofrecen las últimas técnicas de reconstrucción virtual de la
realidad, algunas de las pinceladas que esbozaron ese período de la historia del más
grande imperio que haya conocido el mundo: todo un conjunto de reinos y territorios,
unidos bajo una corona, en su momento de máximo esplendor cultural su «Edad de
Oro» y de inicio de una decadencia, y gobernados desde el corazón de la península
ibérica: Madrid.
El Palacio del Buen Retiro es el exponente de la grandeza y la pujanza que Olivares,
impulsor decidido del proyecto, pone en el nuevo régimen que representa; pero la
ostentación y la rica adquisición de cuadros, tapices y mobiliario destinados al palacio
es también signo claro del derroche de medios que ponen al país al borde del colapso
económico, así como una eficaz arma crítica de los opositores al valido. Los
panegiristas de la obra no pudieron acallar las voces críticas ni impedir la
consolidación del apodo popular del Palacio que, por causa de la descomunal pajarera
construida en sus jardines, fue conocido por «el gallinero».
En esos años se hace indistinguible a nuestros ojos el poder político del brillo
artístico: el siglo de oro literario y de la pintura, como se lo conoce, se destacó
especialmente por el fomento de las artes desde la monarquía. Y ello es, sin duda, la
característica principal de las circunstancias que acompañan a un enorme palacio de
recreo del que poco ha llegado a nuestros días, pero en torno al cual hallamos en esos
años nombres tan importantes en la historia de la cultura universal como Pedro Calderón
de la Barca, Francisco de Quevedo, Francisco de Zurbarán o, de un modo muy especial,
Diego de Velázquez. Velázquez, pintor de corte, es inseparable de la historia del
palacio y del Salón de Reinos. Él fue la persona responsable de supervisar la
decoración pictórica de esta estancia principal; para ello encargó el espectacular
conjunto de cuadros que la circundan y, él mismo pintó varios de ellos.
Pero ¿cómo era el salón y qué representaba? La descripción que ofrecen Brown y
Elliott es, quizá, la más sintética que se ha podido encontrar para expresar con
palabras su relevancia y contenido: |
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El Salón de Reinos era la estancia más significativa del Retiro. En un principio había
sido destinada a palco real, cuando el palacio se utilizaba como teatro de fiestas. Pero
cuando el Retiro se convirtió en palacio propiamente dicho, el Salón de Reinos pasó a
ser salón del trono, en el que el monarca presidía las ceremonias y diversiones de la
corte. Una utilización tan encumbrada requería una decoración no menos excelsa, que
sirviera como epítome del poder y la gloria del Rey de España.
No se reparó en gastos para convertir la
estancia en un modelo de regio esplendor. El salón ocupaba un largo espacio rectangular
en el centro del ala norte del palacio, el triple de largo que de ancho (34,6 x 10 metros)
y alto de techos (8 metros). Una balconada de hierro daba la vuelta a la habitación,
proporcionando a los cortesanos sitio para contemplar desde arriba los espectáculos que
tenían lugar en ella. Veinte ventanas dejaban entrar abundante luz, iluminando el
espléndido mobiliario y decoración; los suelos estaban recubiertos de alfombras
orientales y entre cada uno de los diez ventanales bajos, así como a cada lado de las dos
puertas, se situaban mesas de jaspe. Junto a cada una de las doce mesas se erguía un
león rampante de plata sosteniendo las armas de Aragón, regalo del protonotario
Villanueva. El techo iba pintado al fresco con prolijos grutescos dorados, y entre los
lunetos de las ventanas se habían pintado los escudos de los veinticuatro reinos de la
Monarquía española, que acabaron por dar nombre al salón. Los elementos decorativos
más importantes eran las pinturas que colgaban de las cuatro paredes. Entre las ventanas,
a los lados, colgaban doce grandes escenas de batallas encargadas expresamente a artistas
de la corte, que representaban las grandes victorias logradas por los ejércitos de Felipe
IV en cada rincón de su imperio mundial. A éstas se añadían diez escenas de la vida de
Hércules pintadas por Zurbarán. Finalmente, cinco retratos reales ecuestres de
Velázquez, a los lados de las puertas, completaban la decoración, de una opulencia casi
asiática.
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Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro,
hoy Museo del Ejército.
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El Salón de Reinos es, también, uno
de los pocos restos que quedan hoy del palacio. Fiel trasunto del esplendor que precede a
la decadencia, la residencia real no hizo sino deteriorarse tras su construcción y,
aunque fue objeto de varias reformas a manos de los diferentes monarcas que sucedieron a
Felipe IV, desapareció como tal en el siglo XIX. En el Madrid actual de él sólo
ha sobrevivido el nombre en los antiguos jardines el Parque del Retiro y en el
edificio del salón de baile el Casón del Buen Retiro, éste con muchos
cambios en su aspecto exterior. También nos queda el Monasterio de los Jerónimos,
anterior al palacio pero base de su expansión y parte integrante del mismo.
Afortunadamente, y gracias al actual Museo del Ejército, se puede hoy admirar, con leves
cambios, la decoración y dimensiones de lo que fue el Salón de Reinos de la época de
Felipe IV. Faltan allí el corredor o balconada superior y otros elementos, y sobre todo
los cuadros, que, a excepción de un lienzo desaparecido de Eugenio Cajés, pueden
admirarse hoy en el Museo del Prado. Esta institución ha desarrollado un plan
museográfico para reconstruir en un futuro ese espacio, tal y como fue, e integrar así
todos los elementos que han sobrevivido al tiempo y que se concibieron para ser admirados
allá durante la construcción del Salón entre 1634 y 1635. |

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ContenidosLa
exposición Salón de Reinos en realidad virtual es, en cierto modo, un adelanto de
lo que podrá ser el proyecto museográfico de reconstrucción de la estancia palaciega.
Pero está concebida también como un conjunto integrado de informaciones, destinadas,
preferentemente, a un público no especializado y preparadas para utilizarse con
propósitos educativos. Así, desde la portada pueden leerse los textos informativos en
forma de fichas-guía. Puede también accederse a informaciones complementarias
sobre la investigación en torno al Palacio del Buen Retiro y sus contextos históricos,
en una completa bibliografía que ha servido como base para el desarrollo del
proyecto. Es posible conocer algunos aspectos de los divertimentos barrocos del mundo
literario, y los más jóvenes pueden colorear los espectaculares escudos del Salón de
Reinos, resolver rompecabezas e imprimir recortables a todo color si pulsan sobre los juegos
y pasatiempos.
Además de todos estos materiales accesibles desde la portada, el meollo de la
exposición es la realidad virtual: con ella se pretende recrear la época que presidió
el nacimiento del salón desde tres espacios fundamentales desarrollados en tres
dimensiones: el Salón de Reinos, la Plaza Cuadrada y la Plaza Grande,
que representan aquí respectivamente, y a modo de círculos concéntricos, el salón como
centro de la monarquía, el espacio cortesano que representaba el Palacio del Buen Retiro
(Madrid como Corte), y el entorno urbano y humano (Madrid como ciudad de su tiempo). El
paseo por los tres mundos virtuales está acompañado por tres motivos musicales de fondo
y, si se opta por ello, por una serie de preguntas dispersas de opción múltiple sobre
los conocimientos que el visitante va adquiriendo, las cuales refuerzan el carácter
fundamentalmente educativo de la exposición. Ante el visitante virtual se abrirán
ventanas con información adicional sobre los diversos aspectos que salpican esta
inmersión en el siglo XVII español.
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El Palacio del Buen Retiro en 1636-1637,
atribuido a Jusepe
Leonardo: obsérvense la Plaza Cuadrada y la Plaza Grande,
que flanquean el corredor donde se halla el Salón de Reinos
(Madrid, Palacio Real, © Patrimonio Nacional).
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Salón de Reinos: Desde este espacio podrá
admirarse el salón ideal que, con los elementos que han sobrevivido en nuestros días, se
ha podido reconstruir. El paseante podrá apreciar la disposición de los cuadros y los
escudos que representaban a los distintos reinos de la Monarquía Hispánica y, si pulsa
sobre estos elementos, obtener información adicional acerca de los mismos. Faltan objetos
en esta recreación que se apuntan en el lugar oportuno (un lienzo, las alfombras
orientales, las mesas de jaspe...): en la reconstrucción virtual se ha optado por el
compromiso entre la divulgación didáctica y el rigor científico, y el resultado es
conservador ante el desconocimiento o inexactitud que existe sobre la forma y dimensiones
de los elementos que no están. Desde este ámbito central un salón alargado
flanqueado por ventanales, puede accederse, a derecha e izquierda, a las dos plazas:
los otros dos espacios virtuales que componen la exposición.Plaza Cuadrada: Si
bien el Salón de Reinos existe hoy día en sus dimensiones y ubicación originales, la
Plaza cuadrada o Plaza principal está aquí por completo reconstruida y recreada a
través de los testimonios gráficos y documentos que nos han llegado. En esta exposición
es el espacio cortesano, donde se desarrollaban las actividades cerradas del ámbito
palaciego: durante el paseo virtual por la Plaza Cuadrada, el visitante encontrará
múltiples elementos interactivos que le informarán sobre las circunstancias de la
construcción del palacio y sobre diversos aspectos de la vida de la Corte. Allá podrá
saber cómo vivía un rey mecenas de las artes, conocer las obsesiones que lo asediaban
como monarca de un imperio y observar los aspectos lúdicos y de entretenimiento que le
estaban permitidos dentro del complejo ceremonial barroco en el que estaba encerrado.
Plaza Grande: Tampoco existe ya y, al igual que en el caso de la Plaza Cuadrada,
se puede «caminar» por ella sólo gracias a la realidad virtual. La Plaza Grande es, en
esta exposición, donde se mueven el pueblo, los ciudadanos y los artistas: era el espacio
en donde la monarquía compartía los actos públicos con el ámbito externo al cerrado
entorno palaciego y a ella podía accederse directamente, por un portón abierto, desde el
exterior. Los elementos de este espacio nos informan, pues, sobre la casa, la vestimenta y
la cocina; la religión, las clases sociales; las artes esplendorosas que trascendían el
ámbito cortesano e invadían Madrid, las ciudades peninsulares, los dominios europeos y
las tierras de más allá del océano: la pintura, la escultura, la literatura, la
arquitectura... Pero también no podía ser de otro modo veremos un elemento
dedicado expresamente a la figura omnipresente en la exposición: Diego de Silva y
Velázquez.
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DesarrolloPara este trabajo, el Instituto Cervantes ha contado con
la colaboración inestimable de la Dirección del Museo del Prado, impulsora original del
proyecto. Gracias a su asesoramiento y al trabajo de investigación anterior desarrollado
por esta institución para la publicación del cederrón sobre el
Palacio del Buen Retiro, ha sido posible preparar este material para los internautas
de todo el mundo.
La exposición ha contado con el patrocinio de la Fundación Telefónica, y su
desarrollo se llevó a cabo a través de la ya desaparecida Fundación para el Desarrollo
de la Función Social de las Comunicaciones (Fundesco), que supervisó científicamente el
trabajo, junto con el Centro Virtual Cervantes, en un encomiable esfuerzo de coordinación
de medios y personas. Para conocer más detalles sobre la historia de este proyecto, pulse
aquí.
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