| Iconografía general del
Salón de Reinos Breve
explicación
Edificado para manifestar la grandeza de Felipe
IV y de su casa dinástica, el Real Sitio del Buen Retiro necesitaba disponer de un salón
destinado expresamente a tan alto fin, un ámbito en el que todas las gentes pudiesen
constatar con sus ojos la magnificencia del rey, la resonancia de sus hazañas políticas
y militares, la extensión de sus dominios, la ascendencia mítica de sus antepasados y el
venturoso futuro que auguraba su regia descendencia. El lugar elegido fue el llamado
Salón de Reinos, una estancia de forma rectangular y flanqueada por dos espacios menores
que ocupaba el ala norte del palacio y actuaba como salón del trono, donde el monarca
presidía las ceremonias oficiales y otras solemnidades cortesanas.
Durante 1634 y 1635 se realizó su fabulosa
decoración pictórica, concebida para simbolizar (mediante sendos ciclos de retratos
áulicos, cuadros de batallas y escenas de la mitología de Hércules) la grandeza de la
monarquía española y de su rey Felipe IV. Gracias a ello, el Buen Retiro se hermanó con
los principales palacios europeos coetáneos, siguiendo la antigua costumbre de glorificar
las virtudes físicas y morales del soberano, sus victorias y el origen mítico de su
estirpe. Símbolo y emblema del reinado de Felipe IV, el Salón de Reinos se convirtió
por derecho propio en el centro ceremonial del nuevo Real Sitio.

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