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Arquitectura en el s.XVII
Los sucesores de Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera mantuvieron el respeto y el
prestigio de un cargo, cuya autoridad estaba fuera de dudas. Además, afianzada la corte
en Madrid (1606), los arquitectos reales incorporaron a su oficio el de maestro mayor de
las obras de la villa y se responsabilizaron también de las emprendidas por la ciudad. Las
tareas del arquitecto, ingeniero, urbanista y gestor se funden: traída de aguas, fuentes y
lavaderos públicos, cercas y puertas, cárceles, hospitales, colegios, asilos, plazas,
academias, edificios para la amplia burocracia del Estado... Junto a ellos, la Iglesia, con su
poder, inicia un desarrollo arquitectónico insólito con sus propios arquitectos, frailes de
distintas órdenes que se dedicaban a trazar y dirigir la construcción de conventos,
templos, capillas y oratorios.
En la arquitectura civil se aprecia una variada gama de realizaciones que van desde la
arquitectura de carácter privado —ya sea doméstico, ya palaciego, de jardines y
monumentos— hasta una arquitectura efímera, género que se convierte en el símbolo
arquitectónico de la época y que expresa la nueva sensibilidad social: así aparecían y
desaparecían de la noche a la mañana templos en las plazas, calles en los descampados o
plazas en los jardines.
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