Consecuencias urbanas

El Real Sitio del Buen Retiro inaugurado en el mes de diciembre del año 1633, modifica lógicamente el trazado y dimensiones de la Villa de Madrid. En primer lugar aumenta su extensión en una tercera parte, siendo este dato muy importante porque se mantendrá así alrededor de 250 años, resultando una de las mayores intervenciones urbanísticas de la historia de la ciudad. La segunda consecuencia es la dinamización de toda la trama urbana, pues los dos sitios reales se encuentran en los extremos de la ciudad: el Alcázar al Oeste y el Palacio del Buen Retiro al Este, estableciéndose un curioso diálogo de poder entre ambos palacios, trazando un significativo recorrido de ida y vuelta que atravesaba el corazón de la Villa y Corte.

La tercera consecuencia sería la localización de las intervenciones más sobresalientes en la ciudad sobre las inmediaciones de ambos palacios y muy especialmente en el Prado de San Jerónimo, Salón del Prado o Paseo del Prado en la actualidad.

Se configura así la imagen de la capital del Imperio de los Austrias, pues no se van a realizar intervenciones urbanísticas de esta magnitud hasta la propia desaparición del Palacio del Buen Retiro, momento en que se rompe la cerca y la ciudad se expande de nuevo ya en el siglo XIX, en los albores de la ciudad contemporánea.