| Comentario
artístico del cuadro Para completar el programa del Salón de Reinos, se encargó a Zurbarán en 1634 una serie de diez lienzos con las hazañas y muerte de Hércules, destinados a colocarse encima de las puertas del recinto. En cada escena se repite la figura del héroe en actitudes académicas y convencionales. Todo el ciclo adolece de cierta rigidez y torpeza compositiva que se explica por lo inusual del encargo en Zurbarán y por su ubicación en alto, donde sólo se percibiría el efecto de conjunto. Dentro del programa general del Salón de Reinos, los trabajos de Hércules representaban las virtudes del rey de España y la identificación entre ambos personajes, mientras que los cuadros de batallas mostraban la práctica constante de dichas virtudes y sus gloriosos efectos en el mundo. Símbolo de la Fortaleza y la Virtud, Heracles o Hércules fue uno de los héroes más prestigiosos de la mitología griega y latina y, desde el siglo XVI, se identificó también con los reyes españoles de la casa de Austria, que se consideraban sus descendientes y se identificaban con Hércules Hispánicus. Natural de Tebas e hijo del dios Zeus y de la mortal Alcmena, durante su vida sufrió la implacable persecución de la diosa Hera, hermana y esposa de Zeus, que le indujo a matar a sus propios hijos en un rapto de locura. Para expiar su crimen, Euristeo, rey de Tirinto y primo de Hércules, ordenó a éste realizar doce trabajos imposibles para un simple mortal, que el semidiós consiguió llevar a cabo. |