La obra del autor

Discípulo de Vicente Carducho, Félix Castelo fue uno de los que mejor asimiló las enseñanzas de su maestro, tanto en lo que se refiere al estilo pictórico como a la composición y a los modelos y tipos humanos. De hecho, algunas pinturas de su mano fueron atribuidas a Carducho, confusión provocada por el propio Castelo al utilizar en varias de sus obras algunos dibujos de aquél. Su producción fue muy escasa, aunque abarca géneros tan distintos como el religioso, el retrato, el paisaje o la pintura de historia.

Destacó por la riqueza y armonía del colorido, así como por su habilidad para componer escenas de gran amplitud, con numerosos personajes en movimiento y profusión de detalles naturalistas, tal y como se comprueba en el cuadro que realizó para el Salón de Reinos. A la muerte de Carducho fue designado para tasar las pinturas y dibujos del artista, circunstancia que aprovechó para comprar diversos colores y estampas, que utilizaría en su obrador. Algunas de sus obras pueden verse en el Museo del Prado, en Getafe (Madrid, Iglesia de La Magdalena) y en Canarias (Iglesia de San Juan de Teide).