Relaciones con Europa

"El poder conquista, la sabiduría conserva", (Giovanni Botero 1589). Corolario del que fueron conscientes los dos Felipes herederos del Imperio español en el siglo XVII, cuya máxima responsabilidad era mantener intacta tan preciada herencia. El reinado de Felipe III se distinguió por un clima favorable de paz, necesario tras los esfuerzos a que había sido sometido el país en el reinado anterior.

A la llegada del nuevo rey y el cambio de régimen, los conflictos europeos se multiplicaron, exigiendo una presencia activa en todos los frentes si se querían resguardar los intereses, el prestigio y la reputación de la monarquía. Los conflictos de la Valtelina, del Palatinado, la tensión con Inglaterra y Francia, y sobre todo la guerra en Flandes, reanudada al finalizar la tregua de los Doce años, dibujaban un panorama problemático.

Los primeros años se saldaron en general de forma favorable, 1625 fue crucial. A la invasión francesa de Italia se respondió con el envío de una armada de socorro a Génova, la guarnición holandesa de Bahía se rindió en Brasil, se rechazó un ataque inglés sobre Cádiz y se consiguió una de las victorias más espectaculares del reinado, la toma de Breda, plaza fuerte de Flandes. Pero los asuntos de Flandes e Italia se fueron complicando y al final degeneraron en una guerra abierta contra Francia.

La hacienda española estaba cada vez más agotada, el país empobrecido, desmoralizado, y el proyecto de Olivares de la Unión de Armas fue un fracaso, propiciando un levantamiento de Cataluña y Portugal, con la consiguiente caída del Conde Duque en 1643. Tras varios años de negociaciones se alcanzaba un acuerdo para Centroeuropa con la firma del tratado de Westfalia. Pero continuaba la guerra con Francia, que retenía Cataluña e impedía una acción decisiva contra Portugal. Por fin, en 1658 se firma la paz de los Pirineos con Francia, y aunque supone la pérdida del Rosellón, la Cerdeña y algunas plazas de Flandes, todo se da por bueno.

La toma de Lisboa resultó un fracaso, y tras la batalla de Villaviciosa la reunificación de los dos reinos de la península resultó un sueño irrealizable.