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El Valido como artífice del Buen Retiro
Con motivo de la celebración de la ceremonia de la jura de lealtad al príncipe Baltasar
Carlos (prevista para 1632), el conde duque visita el Cuarto Real de San Jerónimo para
comenzar unas modestas obras de remodelación. Se inicia así un proceso de
transformación que en poco tiempo, dará lugar a la creación del Real Sitio del Buen Retiro.
Desde un principio Olivares controló y administró las obras, y poseyó el título de Alcalde
del Retiro de San Jerónimo desde 1630; canalizó sus ambiciones políticas y sus desvelos
como hombre de Estado en la edificación de un nuevo sitio de recreo para disfrute de sus
reyes. Su diligencia en esta empresa política y constructiva le permitió, en diciembre de
1633, entregar las llaves del palacio a los monarcas, que procedieron a inaugurarlo con una
celebración de varios días de duración, aunque faltaba todavía algún tiempo para que el
sitio adquiriese el esplendor y magnificencia que hoy en día conocemos. A pesar de Juan Bautista Crescenzi y Alonso Carbonell, superintendente y aparejador de
las obras respectivamente, el rasgo más característico y paradójico del sitio es la ausencia
de un proyecto arquitectónico global que ordene y unifique las distintas partes del
conjunto. Se debe atribuir la autoría a un conjunto de situaciones y circunstancias
orquestadas por la diligencia, entusiasmo y determinación del conde duque: el artífice
principal. |
